domingo, 3 de junio de 2007

Mitad de año

Ya estamos en junio. El año esta ya casi mediado y especialmente para aquellos que tenemos unos objetivos que cumplir hacia el otoño, este volar del tiempo nos angustia y convierte todas las tareas en apremiantes.
Nuestra vivencia actual del paso del tiempo es cada vez más extraña: nuestro tiempo más que fluir, nos anega y se nos arremolina. Todo lo vivimos a tal velocidad que es difícil tener conciencia plena de lo que hacemos: leemos superficialmente, comemos y soñamos a tan alta velocidad que nos resulta difícil recordarlo unas horas después.
Es como si el tiempo se hubiera condensado, muchos autores hablan de la pérdida del sentido de continuidad, pero yo creo que es tal nuestra acumulación de eventos y trabajos que nos resulta imposible pensar en algo distinto del ahora acuciante: ni existe un ayer que nos explique ni nos queda tiempo para soñar en un futuro diferente.
Sin embargo, todo este torbellino no nos libera de nuestra esencia mortal y contingente y un día cualquiera, cuando en un segundo nos paramos frente a nosotros mismo, nos encontramos tan vacíos en medio de tantas cosas, que nos invade una tristeza profunda.
Puede ser nuestra condición, tan débil, pero siento que el tiempo es un misterio que no sabemos manejar.

2 comentarios:

  1. Hola, Marina. Tu colega Ricardo al habla. Acabo de entrar por vez primera en tu blog. Me convierto desde ya en asiduo lector. Es curioso comprobar que en esas cosas extrañas que circulan por la mente y nunca dices, son compartidas por más gente de la que pensamos, quizá todo el mundo. Si es que tienes tiempo para pararte a pensar...

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  2. Hola,
    yo creo y experimento que "nuestra acumulación de eventos y trabajos" no es sino un ardid que tenemos precisamente para no "pensar en algo distinto del ahora acuciante": no sabemos, no queremos porque empiezan a salir fantasmoides de debajo de la cama. La inacción es el mejor amigo de la depresión. Simplemente no sabemos estar en ahora y con nosotros. Y a mi esto me parece un chiste malo, o bueno según se mire, una broma de quien sea. Es gracioso que tengamos que pasar tooooda nuestra vida con nosotros mismos y ni siquiera seamos las personas que mejor nos caemos.

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