sábado, 26 de julio de 2008

Ser mayor

Yo he nacido en una familia de ocho hermanos y siempre he estado rodeada de niños y en general a lo largo de toda mi vida no he sentido la mística de la belleza y la bondad de los niños, sino más bien un cierto escepticismo respecto a esos sentimientos: los niños pueden ser muy coñazos, y desde luego no me gustan todos los niños, así como no me gustan todos los mayores.
Pero me hago mayor. Eso quiere decir que a esa actitud de siempre se añade otros sentimientos, algunos de extrañeza ante el mundo que vendrá, vistos sus niños. También me doy cuenta que aunque yo no hago literatura con los niños, en general a ellos les atraigo, quizás porque les choque muchos rasgos de esta mayorzona.
Mi hermana me digo un día que hacerse mayor era darse cuenta de que no había días especiales, o días en los que eras el protagonista absoluto. Yo sigo sin saber qué es ser mayor, y creo que algo semejante le pasa a la sociedad individualista occidental. Nos pasamos la vida mirándonos el ombligo, colocados en el centro de un universo estéril y solitario, encerrados con un único juguete. Oyéndonos respirar hasta la enfermedad.
Cuando se habla de los artistas medievales, que no firman sus obras, que las hacen en nombre de muchos y con un fin general, están hablando de sociedades que aún existen hoy en las que el "yo" se disuelve en el grupo (la familia, la religión, el pueblo). No sé decir si se trata de gentes más felices, sí que tengo la sensación de que yo he sido más feliz siempre que me olvidaba un poco de mí misma.
Este desvarío veraniego se debe a una cena con mis compañeros de gimnasia (en realidad soy ex-alumna, no voy hace meses). En ella hemos hablado mucho del espacio propio, de crecimiento personal y otros mitos de esta época, quizás porque una de nuestras compañeras está trabajando como personal coaching. Noto que me hago mayor porque siento cierto rechazo a las mil técnicas que se centrar en el individuo y se olvidan del resto, del espacio de las demás personas, de los animales y de la propia naturaleza.
Siento que esta forma de ser es un eterno cliché adolescente y que perpetua una infancia del mundo que no se si podemos permitirnos, hay demasiadas cosas serias en juego y creo que ha llegado el momento de ser mayor

2 comentarios:

  1. ¡hola! he llegado a tu blog por casualidad y me ha gustado mucho esta entrada, por lo que dices sobre el conflicto entre el individuo y lo colectivo. hay dos cosas al respecto que me gusta recordar y en las que pienso a veces: una es el libro el retorno de martin guerre, una de las primeras historias de vida, que luego fue película con gerard depardieu haciendo de un martin guerre que podría ser verdadero o falso, lo que da exactamente igual porque lo que la historia muestra es una época en que no existía el concepto actual de individuo (el remake americano, sommersby, aparte de ser horrible, desvirtúa esto totalmente). la otra es la experiencia personal con una amiga de un país que ya no existe, la RDA, que cuenta con frecuencia cómo en su infancia hacer cosas de finalidad colectiva era lo normal (por ejemplo recoger las botellas de leche de los vecinos para reciclarlas, o los cartones, o ayudar a los viejos a hacer la compra). es triste que con la desaparición de lo malo de ese país que ya no existe ("es gab ein land", hubo un país, dice la primera película sobre el tema, sonnenallee, un pre-goodbye lenin), cosas como el eterno presidente honecker, la stasi, los búnkers y la guerra fría, también desaparecieran estas otras.
    un saludo, a.

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  2. ¡Que alegria, un comentario que no es "ultradirigido", es decir que no la hacen tus amigos o tus enemigos disfrazados de amigos!.
    No sé si tengo razón o no, solo sé que me da un poco de asco esta complacencia en un uno mismo, este continuo mirarse el ombligo, que además es la mar de aburrido. Gracias A., eres un sol.

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