Llevo 32 años en la BNE o Biblioteca Nacional de España. De mil 1978 a 1986 tuve un solo director, Hipólito Escolar Sobrino, bibliotecario de la viaje escuela, recientemente fallecido. Después, de 1986 a 2010, ya llevo nueve directores, con una media de 2 o 3 años en el cargo. De todos guardo un recuerdo, siempre cariñoso y a menudo crítico. La relación que incluyo más abajo procede de la propia web de la Biblioteca, porque a veces resulta difícil recordarlos a todos.
1975-1984 Hipólito Escolar Sobrino
1986-1990 Juan Pablo Fusi Aizpurúa
1990-1991 Alicia Girón García
1991-1994 Carmen Lacambra Montero
1994-1996 Carlos Ortega Bayón
1996-2000 Luis Alberto de Cuenca y Prado
2000-2001 Jon Juaristi Linacero
2001-2004 Luis Racionero Grau
2004-2007 Rosa Regàs Pagès
2007-2010 Milagros del Corral Beltrán
Fusi fué el impulsor y sufridor del Plan director de remodelación del edificio, el director del cambio del sistema de bibliotecas Sabini a Sirtex. Siempre fue querido por todos y añorado en algunos momentos.
Alicia Girón fue también importante, según mi opinión, como dinamizadora de la Biblioteca y una persona profundamente cercana a todo el personal y implicada en todos los temas sociales. Lacambra, Carlos Ortega, Luis Alberto, Juaristi, Racionero, nuestra querida y discutida Regás (de ella hablé en otro post). Y Milagros, una especie de locomotora de entusiasmo imparable...
Pero la crítica fundamental de este post no se refiere a los aciertos o los errores de éstos, si a su rápida caducidad, que es, sin duda, un mal síntoma.
¿Qué se puede planificar en dos años? ¿Como se puede realizar el seguimiento de los proyectos con 9 meses en el cargo?
Las Biblioteca Nacional de España es una empresa que precisa una alta cualificación de sus mandos para poder llevar a cabo las cada vez más acuciantes tareas que le exigen los nuevos tiempos. Necesita, además independencia para poder gestionar iniciativas y patrocinios. Necesita sobre todo, estabilidad organizativa.
Pero justo eso es lo que nunca conseguimos, estabilidad e independencia, respeto a la profesionalidad de sus trabajadores, que quizás sin más mérito que el estar expuestos a los tesoros y a la necesidad de difundirlos y conservarlos, son grandes expertos con un nivel de pericia muy especializado.
El objetivo debe ser la independencia profesional.
Lo que expones es, sencillamente, la dependencia políticia de las actividades que no lo son, cuando debería ocurrir lo contrario; y tienes toda la razón del mun do, claro; pero ¿cómo hacer ver a la clase política los destrozos que causan?
ResponderEliminarSi supiéramos como hacerlo, no nos ocurriría esto periódicamente. Aunque no creas que no me planteo que algo de culpa debemos tener...
ResponderEliminarO a lo peor es algo parecido al síndrome de Estocolmo. ¡Vaya usted a saber!