
Jaritos es un policía curioso, que se pone enfermo (infarto de miocardio) y que tiene un lenguaje algo canalla, que recuerda a la Junta Militar con alguna nostalgia y que tiene con su mujer Adrianì una continua lucha y un amor especial. Atenas es en esta obra una ciudad sucia y bulliciosa, permanentemente atascada por el tráfico y llena de inmigrantes de todos los lugares de europa, especialmente albanos, pero su caos la hace maravillosa de alguna forma extraña.
Acababa de terminar dos novelas de Donna Leon Blood from a stone y Doctored evidence, que a pesar de describir una ciudad especialmente intensa, lo hacen desde otra óptica. Petros Markaris es turco, pero parece amar Atenas de una manera muy contradictoria, como suelen ser estos amores a estas viejas ciudades, estos universos tan llenos de humanidad y detritus.
Es curioso cómo podemos empezar a gustar de un lugar retrospectivamente, y como ese gusto es al mismo tiempo añoranza y rechazo de quienes éramos en esos tiempos. De modo que todos los sitios en los que hemos vivido se vuelven de algún modo paraísos perdidos, solo recuperables en los sueños de lo escrito, como decía mi amiga Beatriz.
Acababa de terminar dos novelas de Donna Leon Blood from a stone y Doctored evidence, que a pesar de describir una ciudad especialmente intensa, lo hacen desde otra óptica. Petros Markaris es turco, pero parece amar Atenas de una manera muy contradictoria, como suelen ser estos amores a estas viejas ciudades, estos universos tan llenos de humanidad y detritus.
Es curioso cómo podemos empezar a gustar de un lugar retrospectivamente, y como ese gusto es al mismo tiempo añoranza y rechazo de quienes éramos en esos tiempos. De modo que todos los sitios en los que hemos vivido se vuelven de algún modo paraísos perdidos, solo recuperables en los sueños de lo escrito, como decía mi amiga Beatriz.
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