martes, 30 de diciembre de 2008

¡Qué libros!

Dije en el post anterior que iba hablar de dos libros, Ladrón de mapas de Eduardo Lago y Los frutos de la niebla de Luis Mateo Diez. No tengo mucho que decir de ellos, solo que están construidos como colección de relatos, con o sin engarce. Por ejemplo, la obra de Mateo incluye tres relatos, Los frutos de la niebla, Príncipes del olvido y La escoba de la bruja. La ligazón es más o menos ambiciosa y los relatos son más o menos logrados, en general tengo que decir que prefiero a Luis Mateo Diez, a pesar de que su prosa es a veces tan pesadamente densa que amilana. De Eduardo Lago he leído poco y no tengo un juicio muy firme.
Pero hoy quiero hablar de otras novelas, bautizadas como las mejores de la década, de las que solo puedo decir que te envuelven y te convierten en adicto. No sé si se trata de best sellers, nunca he sido muy aficionada a ellos, pero si puedo decir que las he leído las dos en 5 días y a lo largo de su lectura me debatía entre las ganas de saber qué pasaba y la pena porque se acababan. Para mi, esa son las buenas narraciones: las que te cazan y te agarran y te dejan envuelta en su época y sus circunstancias. Y me da igual que se considere buena o mala literatura.
Se trata de dos partes de una trilogía de novelas negras: Los hombre que no amaban a las mujeres y La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, que continuará, espero que pronto, con La reina del palacio de las corrientes de aire. El autor es un periodista al que no conocía, Stieg Larsson, y que según la solapa de estas novelas, murió de un ataque al corazón cuando iba a entregar la tercera entrega de esta trilogía llamada Millenium y antes de ver publicada la primera novela. Suena casi demasiado novelesco, pero parece verdad.
Son novelas policíacas, ambientadas en Suecia y con una gran dosis de violencia casi cinematográfica --recuerda al mejor Tarantino de Pulp Fiction, pero aquí no podemos escudarnos en la estética del comic --, tienen algo que atrapa y que recuerda a los mejores narradores. Entre otras cosas, hay un personaje llamado Lisbeth Salander que resulta especialmente atractivo por su forma de vivir al margen de las convenciones y por una honradez vital muy diferente de las morales al uso. Entre otras cosas, mantiene un odio visceral hacia los hombres que no aman a las mujeres y una gran violencia hacia quienes las maltratan y las humillan. Su rebeldía se parece a la del relato La escoba de la bruja, de Luis Mateo Diez, en el que una mujer sobre la que ha pasado toda la violencia de una vida marginal se rebela esporádicamente contra ésta.
Tratándose de la misma Suecia de Mankell, esta resulta más vitalista y más real, con su tramas de dinero ilícito y de políticos corruptos, con su sociedad compleja y evolucionada (junto con la involucionada) y una mezcla inefable de buenos y malos.
No pretendo otra cosa que que las leáis, me parecen magnificas y me gustaría que os gustaran. Nada más. Feliz 2009, que como ya sabeis es igual a victoria.

(Hay un artículo de Babelia paradójico sobre Stieg Larsson, la foto del post es de Norsjo, el lugar donde nació Stieg Larsson)

jueves, 25 de diciembre de 2008

Soledad, Navidad

Ciertamente, soledad rima con Navidad, son muchos los seres humanos que en esta fecha se sienten especialmente solos. R. ha hablado de una soledad, la de la gente que está lejos de su tierra por necesidad.
Yo quiero hablar aquí de otra Navidad solitaria, la de aquellos que huyen de malos amores, de amores que matan más o menos lentamente. Hay en este mundo muchas relaciones de este tipo, que chantajean y duelen e impiden crecer, de ellas es necesario escapar, aunque a veces no es fácil y el precio es la soledad, una soledad de crecimiento y creadora, pero no por ello menos sola.
Recuerdo alguna Navidad mía solitaria de este tipo, pero finalmente no la recuerdo como algo triste, sino profundamente estimulante. F., no tengas miedo, esta soledad tuya es solo transitoria, dentro de poco te acordarás de ella como yo con cierto estimulante orgullo.
Nosotros lo pasamos mejor de lo previsto, con P. y su recién nacido hermano, los niños son siempre la salsa de esta fiesta. Como siempre el trabajo recayó en mi hermana mayor, que debe de estar harta de mi estatuto de hermana pequeña, pero también como siempre cocinó rico y regaló acertado.
JD. estuvo como siempre divertido y entre todos hicimos una Nochebuena que más bien fue Tardebuena (los recién nacidos no pueden trasnochar y sus padres menos). No hay más que dar gracias a la vida por todo aquello que tenemos y acordarnos de las otras soledades, entre ellas la de P., que a sus muchos años ha dicho adiós a su compañero de siempre J. y ahora estrena monólogo, tras una vida entera dialogada. O la de V. que no se siente bien y que se encuentra sola, a pesar de tener todo un clan de hermanos y un montón de amigos. Que pronto te encuentres bien y que no te sientas nunca más sola.
Papa Noel me ha traído dos de las obras de la trilogía Millenium de Stieg Larssson y un chandal. En estos día he terminado Ladrón de mapas de Eduardo Lago y Los frutos de la niebla de Luis Mateo Diez, de los que hablaré en otro momento, hoy solo quiero acordarme de los que se sienten solos. No estais solos, todos os tenemos en nuestro corazón

viernes, 19 de diciembre de 2008

Tres libros, tres

Hace mucho que no hablo de lo que leo y hoy, que me he tomado el día para comprar algunos regalos, aprovecho para hablar de los últimos títulos que he leído.
Empiezo con uno de Mankell, La pirámide, que he leído en inglés, y no sé ha sido por leerlo así o por su estructura dividida en varias historias, me ha gustado menos de lo que suele gustarme este autor. También puede ser por saturación, porque ya he leído mucho de este autor y a lo peor empiezo a cansarme.
Después, siguiendo mi vena de exotismo he leído un libro de un senegalés, Abasse Ndione, llamado Ramata, que se supone que es una novela negra (o policíaca) pero que en realidad es una historia sobre el crimen y su castigo, aunque contada de una manera muy ligera. El autor escribe con una sencillez y una sorna que alivia la densidad de los temas y además resulta edificante comprobar que por debajo de los tópicos y clichés, la vida de los seres humanos se parece y casi sólo la pobreza es la responsable de la distancia entre nosotros. Haciendo un resumen brutal, una mujer guapa y rica es reponsable de la muerte de un hombre pobre, pero el destino, o el autor, consiguen que pague su culpa.
El último libro leído es Nuestro hombre en La Habana, de Graham Greene, en una edición muy bonita de Edhasa, de la que incluyo reproducción de la portada. Me lo ha regalado Ch., que es una de esas personas que salvarías de un ataque nuclear, con la que te gusta compartir cada segundo. Es una novela de espías y al mismo tiempo una sátira sobre el mundo de los espías (recuerda a la sátira de los libros de caballería, El Quijote). Es curioso que también el tono está lleno de humor y de sorna, pero el humor del autor senegalés y del inglés Graham Greene son muy distintos. En el africano hay una especie de inmediatez y un modo muy directo de escribir. Ambos libros son muy interesantes y como siempre, los recomiendo vivamente. También la novela de Man
kell, porque seguro que sabiendo más inglés o leyéndola en castellano, te sumerge en el mundo de Valander, en sus dudas sobre el futuro de Suecia, en su debilidad y su fuerza.
Hoy he tenido otra sorpresa, gracias a estar con luz en mi pueblo, Collado: a lo lejos se ven los Siete Picos nevados, Abantos también con un poco de nieve e incluso La Peñota. El cielo es de un azul que hiere y al amanecer la línea de los montes se veía rojiza, hacia frío pero era la belleza del paisaje la cortaba el aliento. Entonces he pensado en M. y R. , de quienes celebramos ayer la inmediata jubilación y he tenido un ataque de envidia, a pesar de lo que me gusta el trabajo que hago. La vida es tan corta y hay tanta hermosura de la que disfrutar...

jueves, 11 de diciembre de 2008

Mujeres mayores

Ayer fui al entierro de J., el marido de Pepita durante medio siglo. Fue un entierro real, bajo tierra y césped y con un frío helador. A Pepa la conozco bien, y después de más de diez años de verla apenas, la sigo conociendo: es una mujer mayor.
Lo siento, pero aquí mujer mayor no quiere decir una persona débil e insegura, que se mueve con miedo y que es triste, quiere decir eso, que es mayor, más grande que la mayoría. Más fuerte, más entera, más verdadera.
El cementerio era una falsa pradera cuajada de flores, falsa pero hermosa. Sonaba la Callas en Visi d'arte visi d'amore, una aria de Tosca que cantada por ella adquiere una textura de eternidad, en un casete no muy potente, y entre lágrimas Pepa pedía que subieran el volumen. Con pequeños copos cayendo y un viento que arrastraba el alma, hubo tiempo para que un sobrino leyera un poema de J., que además de marido de P. era buen poeta y sobre todo gran amigo y una persona alrededor de la cual crecía la poesía, como quien siembra amor y recoge poemas.
Pepa es de una madera que ya no se hace: su forma de vivir y disfrutar es a la vez ligera y profundamente comprometida. Una mujer tan generosa que ha hecho de divina providencia de todos los que lo hemos necesitado. Pero no es solo eso, es su fuerza que arrastra y hace sonreír a las piedras, a pesar de que no todo ha sido feliz en su vida.
Siempre dije que tengo dos madres, y que nadie se piense que la mía no era también una mujer mayor, una la de verdad y otra de la curiosidad, la fe y la lucha, y esta segunda es Pepa. Ella es la que me hace desear ser como ella, una mujer mayor.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Fernando ha llegado

Esta madrugada, con mucha lluvia y poca espera ha llegado Fernando. Como cualquier niño que nace, son un montón de posibilidades las que se hacen posibles y Fernando tiene en su mano un futuro más largo del que tenemos los demás. Como siempre que nace algo, se crean nuevas esperanzas y el futuro parece aquí al lado, al alcance de nuestra mano.
Es muy guapo, con una hermosas manos muy bien hechas, con pequeños deditos perfectos. Según sus padres, mis sobrinos, nació con los ojos abiertos, pero para mi que los tiene entreabiertos, que se aleja lentamente del mundo acolchado del vientre de su madre. Pero ya sonrie y agarra con su mano lo que se le pone a tiro.
Qué tengas una vida hermosa y noble, sobrinonieto y que el mundo que te dejamos se deje aún disfrutar. Bienvenido