Ayer tuvo lugar en la biblioteca unas jornadas sobre la aplicación de la web 2.0 en bibliotecas, con participación de bibliotecas universitarias, públicas e incluso de la biblioteca nacional. Se habló de ella desde el punto de vista teórico y también se contaron experiencias prácticas, la mayoría de ellas llevadas a cabo en el ámbito de las bibliotecas públicas, donde mejor parece encajar la participación e interactividad que son fundamentales en la web 2.0.
La participación de la biblioteca nacional, aunque a priori era la más difícil, planteó algunas posibilidades interesantes, sobre todo a dos niveles: a nivel de profesionales de las bibliotecas y la documentación se imaginó la posibilidad de poder organizar un colaboración muy estrecha en línea usando herramientas de web 2.0; y con los usuarios más expertos se planteó la posibilidad de establecer redes de colaboración que permitieran una mejora de las funciones de las bibliotecas, en concreto se habló de colaboración en la clasificación de las obras por parte de los propios investigadores, en muchos casos los propios creadores.
Se mencionó también aquí The Open Library, una iniciativa que pretende ofrecer las obras exentas de derechos digitalizadas y que luego he sabido que forma parte de la Open Content Alliance, junto con el Internet Archive, y que pretende plantear una alternativa a Google, según señala mi colega Bonaria Biancu, a diferencia de Google Books, permite totalmente el acceso abierto a los datos digitalizados.
Hace unos días un colega argentino nos habló de la aplicación de los llamados web services a las bibliotecas, en otra vuelta de tuerca hacia la distribución de recursos, para compartir con un único interfaz datos procedentes de muchos servidores, de forma más opaca o transparente.
Todo esto me recuerda que es necesario seguir aprendiendo cada día en todos los ámbitos, pero especialmente en el de las bibliotecas, y que es posible que muchos de los problemas que nos planteamos ahora posiblemente se disolverán con estas y otras nuevas tecnologías. Y entonces me digo que me gusta este mundo siempre cambiante, este eterno movimiento.
Salud compañeros, para ver todo lo que tiene que llegar.
La participación de la biblioteca nacional, aunque a priori era la más difícil, planteó algunas posibilidades interesantes, sobre todo a dos niveles: a nivel de profesionales de las bibliotecas y la documentación se imaginó la posibilidad de poder organizar un colaboración muy estrecha en línea usando herramientas de web 2.0; y con los usuarios más expertos se planteó la posibilidad de establecer redes de colaboración que permitieran una mejora de las funciones de las bibliotecas, en concreto se habló de colaboración en la clasificación de las obras por parte de los propios investigadores, en muchos casos los propios creadores.
Se mencionó también aquí The Open Library, una iniciativa que pretende ofrecer las obras exentas de derechos digitalizadas y que luego he sabido que forma parte de la Open Content Alliance, junto con el Internet Archive, y que pretende plantear una alternativa a Google, según señala mi colega Bonaria Biancu, a diferencia de Google Books, permite totalmente el acceso abierto a los datos digitalizados.
Hace unos días un colega argentino nos habló de la aplicación de los llamados web services a las bibliotecas, en otra vuelta de tuerca hacia la distribución de recursos, para compartir con un único interfaz datos procedentes de muchos servidores, de forma más opaca o transparente.
Todo esto me recuerda que es necesario seguir aprendiendo cada día en todos los ámbitos, pero especialmente en el de las bibliotecas, y que es posible que muchos de los problemas que nos planteamos ahora posiblemente se disolverán con estas y otras nuevas tecnologías. Y entonces me digo que me gusta este mundo siempre cambiante, este eterno movimiento.
Salud compañeros, para ver todo lo que tiene que llegar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario