Pero los bibliotecarios, como tanta gente que trabaja con información, estamos inmersos en un vértigo continuo de cambios y de asunción de nuevas tecnologías. Crece la información y crece la información generada para gestionar esta información. Cada año aparecen nuevos conceptos, nuevas herramientas tecnológicas que debemos conocer para extraer el mayor partido posible de la información, para conseguir convertir ésta en conocimiento.
Esto, además de la resistencia normal y previsible, ha generado un montón de falsos conversos, que han disfrazado su discurso de encendido amor a las novedades, escondiendo debajo de este un tremendo temor a la verdadera innovación. También crecen como las setas los nostálgicos de un ayer, que no tiene nada de deseable excepto para una mínima parte de privilegiados: está claro que se añoran los privilegios.
Da igual, esto es imparable, porque su motor es la información, que es el oro de los nuevos tiempos.
Pues por ahí nos acusas de inmovilistas, a los bibliotecarios....
ResponderEliminarPor cierto, no te pierdas el último Thinkepi de Lluis Codina, sobre lo que llama "vaporware". Es muy bueno.
ResponderEliminar