viernes, 29 de junio de 2007
Lecturas para el verano
jueves, 28 de junio de 2007
El mantra del mes
Estoy contenta de enfrentarme a las dificultades
Estoy contenta si las venzo
Estoy contenta de no conseguirlo y aprender de ello.
martes, 26 de junio de 2007
Había una vez un SIGB...
sábado, 23 de junio de 2007
Bibliotecarios perdidos
jueves, 21 de junio de 2007
Sonetos de Borges
Y ahora dejemos las simétricas porfías del arte y volvamos a la tierra, el agua, el aire, el fuego al arte difícil de ser feliz.
El remordimiento
He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.
1964. II
Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol (ser) y de la luna
y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.
domingo, 17 de junio de 2007
Educa la tribu entera
Personalmente, cualquier tipo de enseñanza me produce un tremendo pánico. No el proceso de aprender, sino el de enseñar. Es curioso porque para mí aprender es un acto continuo, algo parecido al aire que se respira. En cambio enseñar me parece un milagro, conseguir encontrar el medio de comunicar no solo datos sino entusiasmo es en mi opinión una tarea de titanes. Eso teniendo en cuenta que enseñar es una tarea en colaboración, en la que debe poner tanto esfuerzo el que enseña como el que aprende. Pero de eso se trata justamente: si el que aprende no ha elegido aprender y no está motivado para ello ¿cómo conseguir que lo esté?.
Este miedo tiene que ver también con el lenguaje, con la dificultad de usar un lenguaje claro e inequívoco, que permita un buen aprendizaje.
Junto a estos miedos, tengo además las certeza de que es imposible eludir la enseñanza, que queriendo o sin querer, todos enseñamos. Ojalá lo que enseñamos sea útil.
sábado, 16 de junio de 2007
De nuevo, libros
jueves, 14 de junio de 2007
Amigos por siempre
martes, 12 de junio de 2007
La espuma de los días
Es una experiencia interesante, lo hemos creado en http://clubmacondo.wikispaces.com/ y poco a poco va a ir tomando forma.
Como dice MacBlanca, esperamos a todos los macondeses o macondinos. Nos vemos en Macondo.
¡Ah!, necesitamos un logo mejor, de imagen no pixelada ( de 150 X 150 píxeles)
domingo, 10 de junio de 2007
Domingo lluvioso de junio

Ciudad del paraíso, de Vicente Aleixandre
A mi ciudad de Málaga
Siempre te ven mis ojos, ciudad de mis días marinos.
Colgada del imponente monte, apenas detenida
en tu vertical caída a las ondas azules,
pareces reinar bajo el cielo, sobre las aguas,
intermedia en los aires, como si una mano dichosa
te hubiera retenido, un momento de gloria,
antes de hundirte para siempre en las olas amantes.
Pero tú duras, nunca desciendes, y el mar suspira
o brama por ti, ciudad de mis días alegres,
ciudad madre y blanquísima donde viví, y recuerdo,
angélica ciudad que, más alta que el mar, presides sus espumas.
Calles apenas, leves, musicales. Jardines
donde flores tropicales elevan sus juveniles palmas gruesas.
Palmas de luz que sobre las cabezas, aladas,
merecen el brillo de la brisa y suspenden
por un instante labios celestiales que cruzan
con destino a las islas remotísimas, mágicas,
que allá en el azul índigo, libertadas, navegan.
Allí también viví, allí, ciudad graciosa, ciudad honda.
Allí donde los jóvenes resbalan sobre la piedra amable,
y donde las rutilantes paredes besan siempre
a quienes siempre cruzan, hervidores de brillos.
Allí fui conducido por una mano materna.
Acaso de una reja florida una guitarra triste
cantaba la súbita canción suspendida del tiempo;
quieta la noche, más quieto el amante,
bajo la lucha eterna que instantánea transcurre.
Un soplo de eternidad pudo destruirte,
ciudad prodigiosa, momento que en la mente de un dios emergiste.
Los hombres por un sueño vivieron, no vivieron,
eternamente fúlgidos como un soplo divino.
Jardines, flores. Mar alentado como un brazo que anhela
a la ciudad voladora entre monte y abismo,
blanca en los aires, con calidad de pájaro suspenso
que nunca arriba. ¡Oh ciudad no en la tierra!
Por aquella mano materna fui llevado ligero
por tus calles ingrávidas. Pie desnudo en el día.
Pie desnudo en la noche. Luna grande. Sol puro.
Allí el cielo eras tú, ciudad que en él morabas.
Ciudad que en él volabas con tus alas abiertas.
sábado, 9 de junio de 2007
Vengo del monte
jueves, 7 de junio de 2007
Libros de Macondo
martes, 5 de junio de 2007
Toda la belleza...
lunes, 4 de junio de 2007
Bienvenida para Emma
domingo, 3 de junio de 2007
Mitad de año
Nuestra vivencia actual del paso del tiempo es cada vez más extraña: nuestro tiempo más que fluir, nos anega y se nos arremolina. Todo lo vivimos a tal velocidad que es difícil tener conciencia plena de lo que hacemos: leemos superficialmente, comemos y soñamos a tan alta velocidad que nos resulta difícil recordarlo unas horas después.
Es como si el tiempo se hubiera condensado, muchos autores hablan de la pérdida del sentido de continuidad, pero yo creo que es tal nuestra acumulación de eventos y trabajos que nos resulta imposible pensar en algo distinto del ahora acuciante: ni existe un ayer que nos explique ni nos queda tiempo para soñar en un futuro diferente.
Sin embargo, todo este torbellino no nos libera de nuestra esencia mortal y contingente y un día cualquiera, cuando en un segundo nos paramos frente a nosotros mismo, nos encontramos tan vacíos en medio de tantas cosas, que nos invade una tristeza profunda.
Puede ser nuestra condición, tan débil, pero siento que el tiempo es un misterio que no sabemos manejar.
sábado, 2 de junio de 2007
Ma il duro inverno non dura eterno ¿rinverdiró?