domingo, 12 de enero de 2014

Intemperie, un mazazo de 223 páginas

Además de Sellerio, hay otras obras dignas de leerse. 
Después del descubrimiento de un nuevo autor de esta editorial, Gianrico Carofiglio, un abogado y autor de Bari, cuya novela Testimonio inconsapevole, un clásico de intriga legal con elementos de novela psicológica, me ha resultado muy amena y fácil de leer, de repente M. me ha recomendado una novela muy corta, concisa y sencillamente espeluznante, Intemperie, una novela de Jesús Carrasco, un autor pacense de 40 años que trabaja además como redactor publicitario.
Este autor ha concitado muy buenas críticas con esta su primera novela, y no me extraña, pues se trata de una obra sorprendente. No repetiré una vez más su carácter atemporal y a-espacial, porque a pesar de ser cierto, no esto para mi lo más importante. Tampoco la parquedad en los diálogos, ni el lenguaje descarnado y lleno de léxico agrícola muy especializado (no acto para urbanitas, dice un crítico).
Lo más espeluznante es que el protagonista no es un adulto, aunque tampoco sabemos su edad se puede aventurar que tiene alrededor de 10 años, y que las cosas que le ocurren y los tragos por los que tiene que pasar son perfectamente creíbles en la España de los años 50 y en miles de países ahora mismo. En un mundo en el que se superprotege a los cachorros humanos aun es posible que un niño tenga que pasar por experiencias como las que se narran en esas 223 páginas. 
Por eso hablé de que la historia era espeluznante. Y además la intriga se mantiene durante toda la narración y los dos personajes, el niño y el viejo, mantienen un duelo de desconfianza y confianza hecho de silencios y gestos.
El autor se considera heredero de los narradores americanos como Carver o Ford, pero yo veo también en él la herencia del realismo español y de la exquisita concisión de Azorin, aunque infinitamente menos serena.
La naturaleza tiene además un papel muy importante en la obra, una naturaleza devastada y desértica, seca hasta la extenuación, en la que los animales acompañan a los personajes y son en muchos casos su justificación.
La obra es perfecta, incluso en su brevedad. Decir que deja la miel en los labios referido a esta historia suena a sacrilegio, pero es cierto que espero la siguiente novela de Jesús Carrasco con mucho interés, tras esta primera sorpresa.

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