sábado, 5 de mayo de 2012

Le droit de se contredire et le droit de s'en aller

¡A.B., por fin lo encontré, ya sé quién formuló dos derechos humanos olvidados en todos las enumeraciones de éstos!. Fue Baudelaire quien consideró un olvido imperdonable el no contar con esos derechos inalienables, el derecho a contradecirse a uno mismo y el de irse.
Con toda seguridad muchas gentes ven en este derecho cierta liviandad de carácter, mucha incoherencia y falta de firmeza. Pero la contradicción es nuestra esencia, o al menos parte de ella tanto como la ratificación o la confirmación.
El pasado día 26, en el ciclo de conferencias de la Biblioteca Nacional de España de El libro como universo, en la conferencia de Enrique Vila Matas, le oí contar una experiencia similar a la mía: la búsqueda desesperada de la fuente o el autor de esos derechos olvidados, que como yo había conocido remotamente y ahora era incapaz de recuperar.
Igual me sucedió a mí, creo que leí sobre eso en mi adolescencia, pensaba quizás que en la obra "Los signos en rotación" de Octavio Paz; pero por más que busqué y pregunté, no había logrado encontrarlo hasta hace muy poco.
Recuerdo que a mis 20 años considerada la enunciación de estos derechos como absolutamente necesaria. Hoy día, cuando el tiempo y la artrosis anímica han agarrotado incluso ese natural instinto, encuentro que no es imprescindible la pública declaración de tantos derechos... Los derechos se ganan a base de responsabilidad y de concedérselos a uno mismo. 
He buscado estos derechos ya en época muy reciente, en pleno desarrollo de las búsquedas en Internet, que realmente ha hecho posible encontrarlo casi todo. Aún así, siempre hasta ahora había fracasado en este empeño. Parecía como si el olvido escondiera esta manía recurrente de mi vida, como si Baudelaire me huyera muerto de risa. 
¿Y donde irán nuestros recuerdos, ahora que todo lo confiamos a la existencia electrónica, si no sabemos guardar toda esa información que está en línea?. El patrimonio intelectual y cultural electrónico debe custodiarse, esta es una verdad tan evidente como lo caro que resulta y los problemas que conlleva, y hace que veamos en Internet Archive nuestra salvación, para escapar de ese mundo del Mañana-Mañana del que hablaban los niños perdido en Mad Max más allá de cúpula del trueno

4 comentarios:

  1. ¿Internet Archive? Por supuesto, es la salvación para garantizar la permanencia y recuperación de muchos conocimientos, pero dudo de su eficacia. ¿Será posible llegar a la aguja de la sabiduría a través de la paja de la vacuidad?

    Y, por otra parte, me pregunto dónde quedan el derecho al olvido y el derecho a arrepentirte de lo que un día dijiste y hoy no querrías haber dicho.

    Digo yo. Pero ya sabes que me gusta llevar la contraria.

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  2. Me parece muy bien, pero menos mal que los que guardaron incunables, y proclamas de la guerra de la independencia, y carteles y ex libris y hojas parroquiales, y revistas pornos y mil cosas mas no se preocuparon tanto del derecho al olvido y de la inmensa vacuidad del todo y de la nada...
    Y sí, llevar la contraria es sano.

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  3. Si, mona,pero tiraban los borradores de sus cartas y otras chorradas. Digo yo.

    Y luego está lo de la selección natural.

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  4. Déjate de zarandajas, que es más fácil el derecho al olvido en línea que en el papel, si no que se lo digan a algunos arrepentidos que querían retirar su obra del catálogo.
    Otra cosa es escribir sin pensar (yo de eso se mucho) pero eso no se debe hacer ni en electrónico ni en papel

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