D. se murió el jueves y aunque no es mi perro, es el de mi hermana, le conocía y le quería. Por otra parte, siempre que se me ha muerto un animal de compañía le he escrito una despedida, quizás por que ellos no tienen funerales. No se muy bien si deben o no tenerlos, solo sé que me producía cierta desazón no contar lo que significaron para nosotros, aun a riesgo de que me consideren ridícula. Por eso, allá por el 2000 o 2001, le escribí a mi gata Misa un soneto para rendir cuenta de los 16 años que vivimos juntas, aquí os lo dejo:

Para Misa, mi gata gris Misterio que apenas pesa, eterna sombra nuestra Pisando levemente entre el cielo y la tierra De exacto y acerado movimiento, primero tierna espuma gris después perfecta felina máquina, tu raíz verdadera fue de tiempo Tu escueto silencio te devuelve a la sombra con la que te fundes, dormida entre las flores y la nubes Que tengas sol y hierba, amiga vieja que te sonrían los astros y los vientos en el lugar donde se nutre tu ausencia | |
"D. se muere. No sé si los animales tienen alma, a veces dudo incluso que las personas la tengamos, pero se hace duro despedirse de ellos, de nuestros perros y gatos, de su manera sencilla de estar con nosotros. Viven poco, y a veces ese es el argumento que nos hace prescindir de ellos: casi cuando nacen hay que prepararse ya para el adiós.
Pero en su vida corta nos dan aquello que más necesitamos, su amor, sin darse cuenta y sin pedir nada a cambio"
Para L.y A,. D, siempre será ese montón de pelo cariñoso que les recibía como nadie. Te recordaremos, D.
El soneto es muy hermoso. Y es que 16 años son muchos de convivencia. A veces creo que hasta los objetos y los lugares tienen alma
ResponderEliminarEs perfectamente normal encariñarse con los animales. Si Dios existiera, los animales también tendrían cabida en el cielo.
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