viernes, 9 de julio de 2010

FraGILIDAD

Somos ocho. Es decir somos ocho hermanos. Bastante diferentes, bastante poco afines. El año pasado estábamos todos bien, desde V. , la mayor, a S., el "chico".
Este año, parece que un soplo distinto nos ha tocado: J. tiene algún problema con su corazón y V. ha pasado por el quirófano y comienza una lucha que será siempre victoriosa, porque la lucha es siempre la única victoria.
Saber que hay fecha de caducidad en nuestros sueños, todos lo sabemos. Pero que te pongas malo es otra jodida cosa, y que se pongan malos tus hermanos, mucho más.
Y luego están los animales, que son cosa aparte. Soy dueña de mascotas tan reciente como que hace solo 20 años que tengo, pero ya se me han muerto demasiados: un perro y dos gatas. Y he sufrido la ausencia de dos animales que acogí sucesivamente en casa y que por una u otra razón se fueron. Es muy triste lo poco que dura la vida de los perros o los gatos, casi cuando están jugando de cachorros tienen detrás la sombra de la vejez y la muerte. Mucha gente decide por eso apartar este dolor y renunciar a ellos, a las mascotas. Como si se pudiera renunciar a la vida.
Es imposible. La vida lleva ya la fragilidad y la muerte incorporada, como una especie de imperfeción (como en el título de este post, mitad minúsculas y mitad mayúsculas) que la hace realmente perfecta...
Quizás todo esto duele porque te está anunciando tu propia fragilidad, la hora no tanto de la disolución en la nada (eso es bastante aceptable) sino la pérdida de tus sueños y los de las personas que quieres.
Solo hay una forma de luchar contra este sentimiento, y es abrazarse a la vida, a los ocho hermanos y los muchos perros y gatos y vivir cada día no solo como si fuera el último, sino como si fuera nuesto mejor día

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