domingo, 14 de febrero de 2010

Contra la facilidad

Gracias al aviso de M. he participado en un concurso de microrrelatos de sólo 160 palabras. Debido a lo aparentemente fácil que es escribir 160 caracteres, hay cientos de contribuciones, entre ellas cinco mías, viciada por el acicate de las pocas palabras.
Pero escribir Cuando se despertó, el dinosaurio todavía seguía allí, como hizo Monterroso, no es en absoluto fácil, sino que entraña una gran dificultad dar en tan pocas palabras tantas sugerencias de historias posibles y de sentido.
Estos microrrelatos, que todavía no se han premiado, empiezan obligatoriamente con la frase No quedaban libros..., que en principio debería resultar bastante sugerente, pero leyendo las contribuciones vemos que existe el inconsciente colectivo, porque son muchos los microrrelatos que aluden a un incendio, a una mudanza, a una separación de pareja o al insomnio, como uno de los míos.
Pero a partir de los 20 relatos, la brevedad no ayuda mucho a seguir leyendo, porque la supuesta facilidad no existe y muchos hemos repetido temas, palabras e incluso genialidades.
Escribir es muy difícil (más aún cuando te haces mayor, cuando las palabras se encasquillan y no salen), pero todos los autores en ciernes hemos pensado que total, para tan pocos caracteres, y nos hemos lanzado. Yo ya tengo mis antecedentes, cuando era peque participé en varios concursos (y gané alguno) que consistía en crear una historia para una fotografía. 
Sin ser especialmente creativa, la experiencia de escribir la tesis debería haberme curado de cualquier veleidad literaria, porque a veces resultaba desesperante la lucha por un estilo por lo menos comprensible y digno, hay capítulos de ésta y del libro basado en ella que fueron escritos tres o cuatro veces...
A pesar de las protestas de que el concurso está amañado indirectamente, debido a la influencia de las redes sociales, me imagino que todos los participantes, incluso aquellos que usan los tópicos más lamidos y las formas menos respetuosas, han puesto algo de ilusión en esas líneas. Aún así, creo que los organizadores no se han dado cuenta de que la facilidad les ha desbordado, no se me ocurre como se puede manejar ese inconmensurable mar de microrrelatos

4 comentarios:

  1. ¿No creéis que detrás de los microrelatos hay mucho arte barato? Algo parecido a la pintura moderna, los cuadros en blanco y esas cosas.
    No todo en el mismo saco, desde luego.
    A mí me encanta Gómez de la Serna. Pero es que Gómez de la Serna era un genio.
    JL

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  2. Arte barato lo puede haber también en una novela de 600 páginas. En cualquier caso, ¿sólo los genios tienen derecho a escribir, pintar o componer? Y, por otro lado, ¿quién decide lo que es arte de verdad y lo que no lo es?

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  3. Yo he hablado de la supuesta facilidad del ¿género? y me he manifestado contra ella, y puede que sí, que los que no sabemos no debamos escribir o por lo menos no debamos soñar con ninguna recompensa por nuestra escritura. Pero no hacemos mal a nadie y además es muy difícil hoy en día oponerse a las mesnadas de escritores en ciernes (o frustrados, vaya usted a saber) porque recuerda que en Internet no solo nadie sabe que soy un perro (como el famoso chiste), sino que nada se interpone entre nuestro ansia creadora y la escritura. La hemos "liaó" parda, Joe Luis

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  4. A mi particularmente, no me interesa nada esto de los microrelatos, o los cuentos por SMS (que los hay). Su capacidad de sugerencia, que es su más conocida cualidad, no me llega, y, como dice Marina, una vez leidos 3 o 4, ya te cansas. Soy tan aficionado a la precisión y a la economía, y a la sugerencia como cualquiera, pero creo que en tan pocas palabras es poco menos que imposible. Pero os animo a participar, que esto de escribir tiene su cosa bonita.

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