miércoles, 18 de julio de 2007

Lo que hace a un día especial

Blanca, este es el poema de que te hablé y esta es la traducción que buscaba que, gracias al dios google ahora sé que es de José María Álvarez. De este modo he recuperado una época, los años 70 y unos amigos de la Facultad que sabe dios donde andaran: José María Linde, Felipe Pajares, Juan Gavilán, Luis de Sola, mi amiga Viky, Aurora... Juntos leíamos, íbamos al cine, a clase, a las tabernas y a las manis. Teníamos 20 años. Tot jus despertavem del somni dels infants, que decía un Serrat que no se parecía nada al de ahora, como yo.
Es curioso que entonces mi ciudad me parecía una prisión (la ciudad del paraíso) y que si recuerdo la llegada a Madrid, uno de los sentimientos más estimulantes es que en esta ciudad no tenía recuerdos acumulados y en ella sentía un sentimiento de libertad ilimitada.
En fin, la nostalgia es un lujo de jóvenes con mucho tiempo por delante y si hay algo que siempre he tenido es prisa. Ahí va el poema: que te cunda y que te guste.


LA CIUDAD

Dices «Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo mis ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí».
No hallarás otra tierra ni otra mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad siempre es la misma. Otra no busques
-no hay-,
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.

Constantino Kavafis
(Traducción de José María Álvarez)

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